Derecho del trabajo y relaciones laborales

Derecho del trabajo y relaciones laborales

miércoles, 30 de mayo de 2012

EL SINDICALISMO DEVORA MI PAÍS; Por Valente Quintana


En mi país, México, y estoy seguro que en muchos con características sindicalistas semejantes es fácil advertir que las relaciones laborales rompen el esquema funcional y tradicional bipartita, dando paso a una amorfa composición tripartita, cáncer vertebral que sufre nuestra economía y al que se le presta poca atención de corte estatal.

La doctrina nos dice que la economía se basa primariamente de dos factores, que son el capital y el trabajo, mismas partes  que son naturaleza de una relación laboral, sin embargo tenemos ya casi un centenario de vivir en la practica una relación laboral tripartita, esto si tomamos en cuenta el sindicalismo nacional, que por supuesto se tiene que añadir sistemáticamente como elemento primario de la propia economía, circunstancia que semejante a un anclaje impide que navegue con rumbo definido el progreso de nuestro país.

En inicio y de acuerdo a principios Marxistas, Leninistas el sindicalismo será la representación colectiva de los intereses obreros, suponiendo que en lo individual el obrero no tiene la suficiente fuerza, o peso económico  que el capital, o el empresario en este caso, sin embargo con el paso del tiempo este ideal que da origen a los sindicatos, queda enclaustrado en los libros de historia y teoría económica ya que en la practica se ha desvirtuado el sentido de estos, perdiendo por completo su finalidad de representación obrera, y dando paso a negocios ilegítimos pero legales, o en otros casos a representación política partidista.

Hablando concretamente de nuestro país y remitiéndonos a su propia historia deberemos recordar que en la constitución de 1917 se establecen por primera vez derechos de carácter social con su artículo 123, circunstancia que nos señalo como ejemplo de nivel internacional, como los pioneros de constitucionalizar los derechos sociales laborales, sin embargo al cabo de una década las organizaciones sindicales, junto a sus principios  por lo que se lucho y dio origen a una revolución  se integraron al partido político en el gobierno, con la invitación que les hace Plutarco Elías Calles, en ese momento Partido Nacional Revolucionario a la postre PRI,  invitación que sobra decir le daría el poder mayoritario de la clase obrera o por lo menos la de los dirigentes sindicales, quienes históricamente ejercen su manipulación sobre los trabajadores de México.

Es entonces notorio que el sindicalismo (CTM), a partir de 1928 con su integración al partido oficial, tiene como primera causa la representación de partido, y deja a un lado la representación obrera, solo acudiendo a ella para ejercer control de voto hacia el partido oficial en época de elecciones y controlando gigantes gremios que son efectivos focos de poder, tal es el caso del magisterio, que lejos de fungir como los respetables precursores de la educación que hubiera idealizado José Vasconcelos, se han convertido en agentes de control político educacional, manteniendo al margen y bajo control al pueblo de México con la precaria educación que se imparte en las aulas de escuelas del estado, otros gremios de poder podemos ubicarlos en los telefonistas, electricistas, petroleros, mineros y por supuesto en los medios de comunicación.

Luego entonces y con el análisis que antecede, podemos ver que ese tercer brazo antinatural que hoy tiene la economía nacional y la relación laboral es de control y es de estrecho vínculo gubernamental, y eso hablando solo del poder político del sindicalismo, tendríamos que hablar también así de los fuertes negocios que se han consolidado dentro de la legalidad pero carentes de toda legitimidad, como los sindicatos de portafolio que no tienen un solo agremiado real, pero que sin embargo incluso consolidan federaciones, o su contraparte, los sindicatos blancos que tampoco tienen agremiados reales pero que sin embargo venden contratos de protección a los empresarios como antídoto a los primeros.

Es evidente que el sindicalismo en México entorpece el desarrollo económico nacional, publico y privado, y del sector publico basta con echar un vistazo a PEMEX o el IMSS, ambos absorbidos por sus propios sindicatos, o el magisterio utilizando fondos para pagar profesores que comisionados no se han parado en una aula, y que al mismo tiempo no hay recursos en el sector educación para la construcción de más escuelas o para adquirir mejor mobiliario.

En el sector privado, y sobre todo en la pequeña y mediana empresa el sindicalismo se ha dedicado a la extorsión legalizada, situación que provoca el cierre de fuentes de empleo así como el miedo generalizado de los probables inversionistas, lo que obstaculiza por supuesto la mayor generación de empleo, tan necesaria en una nación que por falta de oportunidades laborales perdemos a gran parte de nuestros jóvenes que ya sea por falta de educación o por falta de empleo se enrolan en las filas del crimen organizado, queda la pregunta, ¿Cuantos muertos nos hubiéramos ahorrado de los más de 60,000 que tenemos por una guerra interna, si hubieran mayores oportunidades educativas y laborales?

Mi conclusión es clara, el sindicalismo se esta comiendo a mi país, y ya se lo esta acabando, podemos tener a cualquier partido político en el poder, pero mientras el sindicalismo goce de ese poder legal pero ilegitimo, el rumbo del país no virara de ese destino que veo ya más cerca en forma de abismo.

El sindicalismo hoy en día poco o nada tiene que ver con los trabajadores.



Valente Quintana Pineda.