Me es interesante en esta ocasión hablar de un fenómeno, o vicio oculto que me hace reflexionar acerca de la regulación de las relaciones obrero patronales, es bien sabido que en el mundo entero las relaciones laborales se rigen por leyes emitidas ya sea por legisladores, o en determinados casos decretos presidenciales, y que el gobierno de cada nación es el encargado de aplicar también dichas leyes a los particulares, llámense patrones o trabajadores, sin embargo es sencillo suponer que los encargados de legislar o aplicar las leyes en materia no cuentan ni con la minima noción de lo que significa ser trabajador o patrón.
Es claro que ante este pensamiento lo primero que nos viene a la cabeza es preguntarnos “¿Si no lo hace el gobierno, entonces quien?” y claro que tiene lógica hacernos ese planteamiento, ya que es el gobierno, llámese poder ejecutivo, legislativo o judicial el encargado de crear normas, aplicarlas y ejecutarlas, lo que me hace pensar de inmediato es como sujetos que no han jugado el rol ni de trabajador, ni de patrón, por mejor voluntad que tengan no tienen la visión para crear las normas que regularan la relación que lleven trabajadores y patrones.
Es bien sabido cuales son las necesidades básicas de los trabajadores, pero, ¿En verdad quedan ahí, en necesidades básicas? Dudo mucho que en algún momento se hayan puesto a pensar lo duro que resulta a la mayoría de los trabajadores entregar su vida completa al trabajo, muchas veces en condiciones precarias, descuidando para ello a sus familias, o dudo también que contemplen en algún momento sus necesidades personales, laborales, los deseos de superación que cada uno de ellos tiene en contraste con la nula capacitación que se les ofrece, a la gran mayoría de ellos si bien les va les corresponderá después de treinta años de trabajo una precaria pensión de seguridad social, que apenas y alcanzara para comer, en realidad pasan la vida entera entregando sus fuerzas y su ser para sobrevivir junto con sus familias, para que después de toda una vida entregada al trabajo, quede solo el recuerdo de aquel buen hombre con un honroso funeral en alguna capilla del seguro social.
Por otro lado, el factor capital también tiene necesidades, empezando por la necesidad de la seguridad en el territorio en el que va a invertir, así como en su capital, la necesidad de confiar en la estabilidad económica de un país, o de acceder a planes tributarios que no sangren su economía y le faciliten reinvertir constantemente en su negocio, reinversión que en la gran mayoría de los casos se traducirá en empleos, necesita una legislación laboral que sin dejar de ser justa, no atente permanentemente en contra de su economía, que le permita hacerse de los trabajadores más competentes o que mas beneficien a su negocio, sin tener la consigna de que en cada reajuste se sujetara al pago de fuertes indemnizaciones, poder tener libre actuar basado siempre en la justicia, y más que en la justicia, en la productividad y en el bienestar laboral sin tener que rendirle cuentas a sindicatos que hacen de todo menos representar el interés obrero al interior de un negocio, y no hacen mas que extorsionar constantemente al factor capital con emplazamientos a huelga en centros de trabajo donde no representan a nadie, y lo mas lamentable es que lo hacen con pleno apego a derecho.
Se aprecia fácilmente que no basta con legislaciones bien intencionadas, es necesario que exista un verdadero acuerdo productivo entre los factores capital y trabajo, solo quienes viven a diario la mecánica económica productiva pueden entender los problemas con los que se enfrentan cotidianamente, no bastan las recomendaciones de cúpulas obreras o patronales que no representan ni al uno por ciento de sus respectivos sectores, y que por lo general los intereses de las organizaciones representativas de sector, acuden más a intereses políticos que a la protección de sus respectivos representados.
En realidad, creo que la mejor manera de crear normas que regulen las relaciones obrero patronales, es atendiendo a ambos sectores, escuchar las situaciones a las que se enfrentan a diario, incluso crear una cámara fielmente representada por auténticos patrones y trabajadores que representen a diferentes sectores de la industria, y que sea dirigida por un consejo técnico extraído de la academia y compuesto por profesionistas involucrados con tópicos laborales, aunque claro todo esto suena a utopía, y jamás accederían a ello nuestros actuales legisladores.
Lic. Valente Quintana P.
Consultor en relaciones laborales
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