Es una realidad actual que la gran mayoría de la gente tiene que trabajar para sobrevivir, y claro que ser trabajador y productivo, hoy en día, ya no es una cualidad sino una necesidad latente en todos los niveles socioeconómicos, pero, ¿Hasta que punto pierde su naturaleza de necesidad? y ¿Hasta que punto deja de ser sano? En países con economías emergentes es cada vez más común encontrarnos con condiciones laborales que se hacen no solo adversas de sobrellevar, sino incluso conllevan daños para los trabajadores tanto físicos como mentales ya que el mismo sistema de administración de capital humano pone tareas excesivas al trabajador procurando realice una sola persona el trabajo que correspondería normalmente a mínimo tres elementos.
Este fenómeno lo encontramos en todo tipo de trabajadores tanto en personal obrero, como en personal ejecutivo, siendo este segundo el que sufre con mayor frecuencia las sobrecargas de trabajo generándoles un stress constante que además de mermar la salud del personal, daña también sistemáticamente el clima laboral al interior de una fuente de trabajo.
Hablando de personal obrero o ejecutivo de bajo nivel, es muy común encontrarnos con que además de sufrir esas cargas extralimitadas de trabajo, lo hacen a disgusto por diversos factores, uno de ellos la propia carga, pero además analicemos que cuentan con bajos salarios que en realidad solo alcanzan para insumos básicos de cualquier hogar, o en muchas ocasiones ni para eso, ya que es necesario que trabajen dos o tras elementos de cada familia para sacar adelante un hogar con lo estrictamente básico, además de este factor encontramos malos tratos por parte de sus superiores, o incluso que no gocen de las prestaciones básicas de ley, ya que son parte de relaciones laborales disfrazadas de prestación de servicios profesionales o de comisión mercantil, y claro no gozan de una inscripción a los sistemas nacionales de seguridad social, sin embargo ante tal panorama los trabajadores prefieren conservar su empleo, que aunque mal remunerado, es una entrada de dinero segura que no piensan poner en riesgo, claro cualquier individuo con responsabilidades familiares haría lo mismo, o por lo menos eso quiero suponer.
El tema mas preocupante en este breve análisis es que hoy menos que ayer importan las legislaciones laborales, o las normas internacionales de trabajo, que aunque formuladas con plena intención de regular los mínimos derechos de los trabajadores, pierden importancia ante las reglas básicas del capitalismo, como la ley de la oferta y la demanda, y es claro que sobre todo en los países emergentes existen más personas con necesidad de trabajar, que puestos de trabajo ofertados por los empleadores, lo cual nos lleva a otras problemáticas sociales como la economía informal o la propia delincuencia, y claro esta que los trabajadores que tienen la “suerte” de encontrarse empleados no pondrán en riesgo su fuente de empleo por defender sus derechos laborales, soportando así las condiciones de trabajo que imponga el empleador sin quejarse, e intentando pasar su vida con la cabeza abajo, dando vuelta al engrane que le toca girar de toda la maquinaria social que tan viciada se encuentra y en la que no es voluntario participar.
Hace no mucho publique que ya somos demasiadas personas y sería bueno tener un control de natalidad o de reacomodo territorial, a lo que no faltaron los comentarios antagonistas, sin embargo sigo pensando lo mismo, necesitamos de manera urgente de un control natal y de un reacomodo territorial, con el fin de obtener lo mas cercano a un equilibrio político, económico y social, ya que basta con salir a la calle o leer cualquier diario para darnos cuenta de que algo anda mal en la organización demográfica mundial, así como en la maquinaria económica.
Hoy en día el mayor porcentaje de la población económicamente activa, sufre de stress laboral a causa de las sobrecargas de trabajo, lo que les conduce a otras enfermedades de mayor gravedad o incluso a perder la vida, y por lo visto, mientras la maquinaria económica no sea reorganizada en todos los aspectos, el ser humano vivirá para trabajar y no trabajara para vivir, o sobrevivir.
Lic. Valente Quintana P.
Consultor en relaciones laborales
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